martes, 16 de febrero de 2010

Miércoles de Ceniza en nuestra Parroquia

Mañana miércoles 17 de febrero, comienza en la Iglesia el tiempo de Cuaresma. En nuestra Parroquia están programados varios actos para esta día, los cuales publicamos a continuación:

- 17:00 horas: celebración e imposición de Ceniza con los niños de Primera Comunión, en la Iglesia Mayor y en la Capilla de María Inmaculada:

Todos los niños que se están preparando para recibir su primera Comunión, tanto los de primero, como los de segundo curso, acudirán a recibir la ceniza en un acto en el que también van a realizar el gesto de "borrar" de su corazón, los malos propósitos y cambiarlos por buenos durante esta Cauresma. Para ello, simbólicamente, en sendos corazones de papel de color marrón y rojo, escribirán estos malos y buenos propósitos, tirando al fuego el corazón marrón y ofreciendo a Jesús, el corazón rojo para que les ayude a cumplirlos.

-19:30 horas: Santa Misa con imposición de Ceniza en la Ermita de San Sebastián.


- 20:30 horas: Santa Misa con imposición de Ceniza en la Capilla de María Inmaculada (Barriada).


- 20:30 horas: Santa Misa con imposición de Ceniza en la Iglesia Mayor.


- 22:00 horas: Vía Crucis con la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno.



¿Qué es el Miércoles de Ceniza?

El gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente, se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y entrada al ayuno cuaresmal y a la marcha de preparación para la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.

En los primeros años de la Iglesia la duración de la Cuaresma variaba. Finalmente alrededor del siglo IV se fijó su duración en 40 días. Es decir, que ésta comenzaba seis semanas antes del domingo de Pascua. Por tanto, un domingo llamado, precisamente, domingo de cuadragésima.

En los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal, presentándose un inconveniente: desde los orígenes nunca se ayunó en domingo por ser día de fiesta, la celebración del Día del Señor. ¿Cómo hacer entonces para respetar el domingo y, a la vez, tener cuarenta días efectivos de ayuno durante la cuaresma? Para resolver este asunto, en el siglo VII, se agregaron cuatro días más a la cuaresma, antes del primer domingo, estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. (Si uno cuenta los días que van del Miércoles de Ceniza al Sábado Santo y le resta los seis domingos, le dará exactamente cuarenta).

Así la Iglesia empezó la costumbre de iniciar la Cuaresma con el miércoles de Ceniza, costumbre muy arraigada y querida por el pueblo cristiano.

También en los primeros siglos de la Iglesia en Roma, existía la práctica de que los “penitentes” (grupo de pecadores que querían recibir la reconciliación al final de la Cuaresma, a las puertas de la Pascua), comenzaran su penitencia pública el primer día de la Cuaresma. Ellos eran salpicados de cenizas, vestidos en sayal y obligados a mantenerse lejos hasta que se reconciliaran con la Iglesia el Jueves Santo o el jueves antes de la Pascua.

Estas prácticas cayeron en desuso (del siglo VIII al X). Entonces, en el siglo XI, desaparecida ya la institución de los penitentes como grupo, viendo que el símbolo de la imposición de la ceniza al iniciar la Cuaresma era bueno, se empezó a realizar este rito para todos los cristianos, de modo que toda la comunidad se reconocía pecadora, dispuesta a emprender el camino de la conversión cuaresmal.

Por algún tiempo la imposición de la ceniza se realizaba al principio de la celebración litúrgica o independientemente de ella. En la última reforma litúrgica se reorganizó el rito de la imposición de la ceniza con el objetivo de que sea un símbolo más expresivo y pedagógico para los fieles, pasándose a realizar después de las lecturas bíblicas y de la homilía, las cuales nos ayudan a entender el profundo significado de lo que estamos viviendo. La Palabra de Dios, en ese día, nos invita a la conversión. El deseo de convertirnos y volver al Señor es lo que da contenido y sentido al gesto de las cenizas.

Las cenizas usadas para la cruz que recibimos en la frente son obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos del año anterior.

La ceniza, del latín “cinis”, es producto de la combustión de algo por el fuego. Por extensión, pues, representa la conciencia de la nada, de la muerte, de la caducidad del ser humano, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia.


Fórmulas usadas para la imposición de la Ceniza:

“Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida”

“Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás"

“Conviértete y cree en el Evangelio”